De acuerdo con la definición del diccionario, la palabra responsabilidad implica no sólo tomar decisiones, si no las consecuencias que de cada una de ellas se derive, y lo que pocos asumimos es que mientras nos atragantamos con las 12 uvas estamos adquiriendo una gran carga de ello, o por lo menos así debería de ser si realmente queremos alcanzar nuestros deseos de año nuevo.
Cuando procesé el significado de la responsabilidad en un momento tan emotivo y divertido como el de las uvas, me di cuenta del por qué muchas veces nos quedamos con la sensación de insatisfacción a medida que el año va avanzando y no vamos cumpliendo los deseos conforme los meses pasan (aunque para el mes 7 ya se nos olvidaron y terminan por convertirse en sueños no cumplidos); pero estoy segura que en nuestro inconsciente se va acumulando ese mal sabor de no haberlo logrado, y todo porque no somos capaces de entender la responsabilidad que conlleva poder lograrlos, y que con la intensión no será suficiente.
Así, comenzaré este este año con un único propósito en mente: Quiero ser responsable, lo suficiente para asumir que cada decisión que me aleje o me acerque a cada uno de mis deseos fueron tomadas porque sabía que eso era lo que realmente quería, a pesar de que las uvas iban con otra intención.





